Así que , subimos a la biblioteca y nos encontramos a dos güixas del pirineo, que nos contaron como vivían, y lo que les gustaba hacer... además nos pidieron ayuda. Teníamos que ayudarles a hacer un conjuro, y a cambio ellas nos regalaron unos cuentos para empezar a hacer el préstamo.
Lo pasamos muy bien e incluso todos tuvimos un regalito al meter la mano en el caldero.
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